El blog no murió, para nada. Sí, mutó su utilidad y ya no es el snack (como define Kuplinski a las nuevas redes sociales) de la internet. Una prueba de su vitalidad es la trascendencia que toman los principales blogs de los Estados Unidos, como Technorati o Dailykos.com. También los grandes medios periodísticos fomentan la creación de un blog personal para las notas, opiniones, artículos e investigaciones de sus periodistas.

Paul Boutin se encarga de enumerar algunas características en contra de los blogs, que son tan ciertas como poco valorables. Él dice que carecen de actualización, requieren de un esfuerzo de creatividad y pierden jerarquía en el algorítmo Page Rank de Google, entre otras cuestiones. Pero quien crea un blog busca justamente lo contrario. Intenta mostrar ese esfuerzo de calidad y creación en su posteo, lograr algo más complejo que una actualización de estado en Facebook o Twitter, y no le es determinante el rankeo de su página en Google, sino que se entienda a dónde apunta la misma, cuál es su especificación.
Los blogs ofrecen la oportunidad de simular tener una página web, un sitio propio para tratar el tema que nos interese, con la chance de aplicarle criterios periodísticos en el diseño a lo que se publica. Quizás por eso los medios masivos sigan sosteniendo el uso de los blogs que permiten la exposición y edición de la información. Un formato de escritura para informar e intercambiar opiniones, en un ámbito más formal que las redes sociales DIY (Do It Yourself-Hágalo Usted Mismo).
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